Parece que la confianza se ha perdido en los últimos días. Muchos no confían en las demás personas, el gobierno, las instituciones, etc., pero el cristiano es llamado a ser Digno de Confianza. Dios nos ha confiado muchas cosas y es nuestra responsabilidad administrarlas de la mejor manera. Debemos esforzarnos por presentarnos como obreros aprobados. Mateo 25: 14-30