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El profeta Elías venía de hacer descender fuego del cielo y ahora huía atemorizado. Después de un largo viaje llego a una cueva; entando ahí Dios le pregunta: ¿Qué haces aquí?
Dios hace esa pregunta, no porque no sabía, sino porque Dios no lo había enviado a esconderse. Dios lo quería en otro lugar. Dios no quiere que vivas escondido en el anonimato, sino que hagas tu luz brillar. No importa las críticas, la burla, o cualquiera que sea el mensaje negativo que te envíen, cree en Dios y sal de la cueva.
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